¿Cómo ha cambiado la pandemia nuestros hábitos deportivos?

Tiempo de lectura: 4 minutos

Hubo una época, durante el confinamiento de marzo, en la que por fuerza mayor tuvimos que reinventarnos e idear actividades que pudiésemos realizar dentro de las cuatro paredes de nuestra casa. Los privilegiados tenían una bicicleta de spinning en casa, otros se atrevían, furtivamente, con las escaleras y los más osados bajaban a correr, embozados en la oscuridad, al parking del edificio. Populares youtubers mantuvieron activos a infinidad de deportistas. Por el contrario, y en el lado opuesto, han sido muy frecuentes las lesiones por sobrecargas puntuales y explosivas.

Pero esa época, ese mal sueño, ya ha pasado. Ya podemos salir, ir a gimnasios, ir a clases de yoga, spinning, pilates… eso, por lo menos, en teoría. La práctica es bien diferente. Una gran cantidad de gimnasios todavía están cerrados, algunos para siempre. Los estudios de yoga, pilates, crossfit ofrecen clases muy reducidas y obligan a llevar mascarillas. Los gimnasios o clubs con áreas exteriores han podido realizar sus clases en el césped. Pero empieza el frío. Muchos equipos de futbol, baloncesto o voleibol todavía no han retomado sus entrenamientos. Las artes marciales tampoco han vuelto al tatami. Luego está el miedo. Mucha gente no se atreve a ir al gimnasio para compartir esfuerzo y sudor con extraños. A otros nos les apetece hacer deporte con mascarilla con lo que prefieren no ir. ¿Quiere esto decir que hemos dejado de hacer deporte? ¿O estamos obligados a subir escaleras y a correr solos por el monte?

Nada más lejos de la realidad. Puede que el deporte haya sufrido un desplazamiento hacia algo más individual o a la práctica en el exterior. Hay varios deportes que han notado una subida notable, tanto en el número de participantes como en la venta de material para realizar el mismo. La gente está ávida de actividad, de salir a la calle. En muchos casos el objetivo es socializar haciendo deporte, otros buscan perderse en sus pensamientos. Un caso muy reseñable es el deporte del padel. Como nos ha comentado el director de una escuela de padel en Madrid, el número de practicantes ha subido “una barbaridad”. Las clases y reservas en horario de mañanas entre semana han subido un 30 %, siempre respecto al mismo mes del año anterior. Esto, según explica, es debido sobre todo al teletrabajo. Los fines de semana es donde más han notado el incremento, sobre todo los sábados y domingos por la tarde donde la reserva de pistas ha pasado del 50% al 90-95%. Ejercicio, amigos, risas… eso es lo que les pide el cuerpo a mucha gente.

Luego está el ejemplo contrario. El de la gente a la que le gusta evadirse en solitario para desconectar de la pandemia mientras escucha su música favorita o simplemente se sumerge en pensamientos que le trasladan lejos del virus. Basta con darse un paseo por cualquier parque o monte para ver a miles y miles de ciclistas recorriendo sus carreteras y caminos. La subida en practicantes es visible pero se puede también corroborar con números. Según las Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), “el incremento de las compras de bicicletas es de un 400% en nuestro país.” El mundo del ciclismo puede presumir de salir ganando de esta pandemia.

Las carreras populares también han sabido adaptarse a la nueva realidad. Desde hace un tiempo ya se vienen realizando carreras de 5 o 10 kilómetros con salida escalonada. No tienen salidas masivas con pistoletazo, pero AC/DC o Carros de Fuego retruenan y siguen emocionando a los corredores. Las ganas son tales que en una carrera que se va a realizar en Madrid las inscripciones se han agotado en una tarde. Puede que la situación que nos ha tocado vivir en este 2020 nos haga valorar más lo privilegiados que somos por poder realizar las actividades donde y cuando queramos. Se dice que uno no valora lo que tiene hasta que se lo quitan. Esto mismo puede que haya pasado con nuestra relación con el deporte. En cuanto nos han dejado volver a hacerlo lo estamos aprovechando al 110%. 

 

Lógicamente salir a hacer deporte como si no hubiese un mañana – como algunos lo estamos haciendo – indudablemente tiene sus aspectos positivos en cuanto a la liberación de estrés, pérdida de peso y bienestar en general. Pero pasar de 0 a 100 en dos días puede tener sus consecuencias negativas. La combinación de los meses de inactividad, aumento de peso en algunos, rigidez articular y muscular en casi todos y falta de ejercicio en general es una mezcla explosiva que atrae a muchas lesiones cuando volvemos a hacer deporte. Prueba de ello son la cantidad de pacientes que acuden en estos días al fisioterapeuta. Las clínicas de fisioterapia están trabajando a tope y la lista de lesiones que están tratando va desde las clásicas tendinitis de rodilla o codo por demasiado deporte hasta los dolores de espalda o cuello por trabajar en la mesa de la cocina debido al teletrabajo. 

Para evitar que esta situación de sobre- actividad nos afecte negativamente hay que seguir algunas pautas básicas dentro del deporte. Todo debe empezar con un buen calentamiento o, por lo menos, por una entrada progresiva al deporte que vamos a hacer. En el caso del tenis podemos empezar jugando a media pista o en el caso del running hacer los primeros kilómetros casi andando. Luego está el número de horas que pasamos haciendo ese deporte. Demasiado de lo mismo nunca es bueno. Una regla muy fácil de adoptar es practicar el deporte en días alternos. Si dejamos descansar a nuestros tendones y articulaciones un día entero antes de darles otra paliza el riesgo de que se lesionen disminuye bastante. Si aun así nos cuesta demasiado adoptar esta regla del day on – day off y el cuerpo nos sigue pidiendo marcha entonces otra formula puede ser practicar otro deporte o actividad el day off. Un día jugamos al padel y el otro vamos al gimnasio o piscina. Por último está el entrenamiento invisible, todos los ejercicios y acciones que podemos hacer para evitar las lesiones. Entre los más destacados están los ejercicios con gomas elásticas, los estiramientos o las movilizaciones articulares, pero también podemos incluir en este grupo relajarse con un buen masaje, ponerse hielo o calor, ir al fisioterapeuta o simplemente darse un buen baño caliente con sal soñando con esa época en la que nunca nos habíamos puesto una mascarilla.