Fundamento 2 de la terapia Thimblex

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LA CLINICA ES SOBERANA

(la importancia de escuchar al paciente)

¿Hacia dónde debe dirigir la mirada el fisioterapeuta, hacia el paciente que nos describe las características de su lesión o hacia la pantalla del ordenador donde se encuentran los resultados de las pruebas radiológicas?

Históricamente a los fisioterapeutas les valían para diagnosticar y prescribir el tratamiento con su mirada, sus pruebas diagnósticas y su experiencia. Ellos eran los únicos responsables de su diagnóstico y tratamiento. Hoy parece que esta responsabilidad está compartida. Otro saber, el tecnológico, le disputa ese protagonismo. 

 

La realidad es que en raras ocasiones el paciente que acude a una consulta de fisioterapia no ha realizado ya alguna prueba diagnóstica; desde una simple radiografía o algo más complejo como una ecografía o resonancia magnética. A su vez con el diagnóstico médico y con la información de estas pruebas, que se pueden leer en el informe, el paciente en muchas ocasiones se ha pasado horas investigando en internet las causas y los tratamientos más efectivos para su dolencia. Podemos decir que el paciente ya acude a la consulta de fisioterapia “viciado o sugestionado” por la información recibida, con una idea aproximada – a veces errónea – de cuáles son los pasos que tiene que seguir para curarse. Por su parte el fisioterapeuta, aun antes de ver al paciente, ya ha recibido información de la lesión del mismo, bien por que ha leído el informe de la resonancia o ecografia o bien por que el paciente le ha comunicado con qué lesión cree venir. 

Este exceso de información, previa a la primera sesión, va en detrimento de un buen diagnóstico fisioterapéutico. El primer encuentro entre paciente y fisioterapeuta debería ser como una hoja en blanco en la que se va dibujando la historia de la lesión, empezando por el primer instante en el que aparece la lesión y terminando por el estado de la lesión en ese momento.  

Esta primera consulta será siempre una conversación entre el terapeuta y el paciente, un cruce de preguntas y respuestas tipo: ¿Cómo empezó la lesión, en qué gestos duele más, qué es lo que alivia el dolor? Una vez finalizada esta conversación se pasará al segundo paso, al estudio minucioso de la zona dolorosa, de los movimientos que molestan, de los músculos que están desactivados o contracturados, de la calidad de la piel o de la amplitud de las articulaciones. Aquí entra en juego otra arma importantísima que posee un buen terapeuta, la palpación. En todo este proceso la mirada y los sentidos del terapeuta tienen que estar puesta en el paciente y no en una pantalla. El paciente es el centro de atención. Con todos los datos obtenidos en esa primera “entrevista” el terapeuta ya puede tener una idea bastante clara de la lesión del paciente, material informativo suficiente para empezar con el tratamiento.   

El tercer paso se centra en la confirmación o rechazo de nuestro diagnostico mental, y para descartar posibles complicaciones en forma de fracturas óseas o roturas de tejidos blandos, será analizar las pruebas radiológicas con las que contemos. Este debe de ser el primer momento en el que el foco de atención se desvía del paciente y pasa al ordenador, resonancia o pantalla.

El orden de los pasos comentados: a) conversación, b) estudio-palpación de la zona dolorosa y c) confirmación “tecnológica” es a mi entender el mejor camino hacia la curación. Si a estos tres pasos le añadimos la experiencia del terapeuta, sobre todo tratando lesiones similares y, más importante, su intuición, entonces las posibilidades de éxito y curación aumentan exponencialmente. 

Como dice el titulo de este articulo, la clínica es soberana y esto quiere decir que lo que nos cuenta el paciente, sus síntomas, dolores, quejas son una información muy importante a tener en cuenta. Los avances tecnológicos y científicos buscan dar una respuesta concreta y precisa a la lesión, pero no todas las respuestas están en las imágenes. Hay que buscar más allá, hacer una labor de detective, de Dr. House, de Sherlock Holmes. La explicación de una lesión puede encontrarse en cosas tan triviales como la forma de dormir del paciente, el modelo de silla que utiliza en el trabajo o en qué mano lleva las bolsas de la compra.