¡¡¡Donde duele, dele!!!!
Tradicionalmente las lesiones deportivas siempre se han tratado con “dolor”. Es muy común oír expresiones como:
“¡ Vete a ver a ese fisio, te destroza pero te cura!”
Es más, los terapeutas son juzgados por la intensidad de sus maniobras. Como fisio no hay nada peor que se te catalogue como blando. Todavía en la actualidad es muy común ver a pacientes salir con moretones después de una sesión de fisioterapia.
Durante décadas los fisioterapeutas y masajistas hemos utilizado técnicas en las que se ejercía presión sobre la zona lesionada ya sea con el pulgar o con el codo. Estas técnicas se pueden denominar como técnicas presión positiva y ejemplos son el masaje transverso profundo, el masaje tipo cyriax o la utilización de instrumentos como ganchos o punzones. Lógicamente este tipo de técnicas son efectivas ya que de contrario ya no se utilizarían. Pero todo en esta vida evoluciona y la terapia manual también.
En los últimos años ha surgido un enfoque diferente de tratar las lesiones deportivas. En vez de presionar contra el tejido lo que se hace es traccionar. Es lo que se llama presión negativa y busca descomprimir la zona afectada con el fin de movilizar el tejido y mejorar el proceso de recuperación.
Las técnicas de presión negativa se desarrollaron originalmente para mejorar la circulación linfática y reducir el edema o hinchazón, sobre todo en pacientes oncológicos con linfedema. No es un método nuevo ya que el cupping o el tratamiento con ventosas se lleva utilizando miles de años como parte de los tratamientos de le medicina tradicional china.
Sin embargo, los efectos de la presión negativa pueden ir más allá del tratamiento para mejorar la circulación. Las lesiones deportivas como traumatismos, contusiones, esguinces, tendinitis, contracturas o rupturas musculares provocan edemas e inflamación. Por lógica, para mejorar cualquiera de estas lesiones lo primero que habrá que hacer es mejorar la circulación para que la zona lesionada se limpie, desaparezcan las sustancias metabólicas de deshecho y entre sangre limpia y oxigenada.
La pregunta entonces es, cómo hacemos para separar ese espacio debajo de la piel para que la linfa y la sangre vuelva a fluir y el edema desaparezca?
Esto fue lo que me pregunté hace varios años después de que mi rodilla se hinchase debido a una lesión de menisco. Contrariamente a hoy en día, en el mercado de entonces no había muchas opciones. La única que existía eran las ya mencionadas ventosas o cupping. Pero, ya entonces, se sabía que estas ventosas no regulaban la intensidad y no se adaptaban muy bien a la zona que hay que tratar. Así que pensé, por qué no traicciono con los dedos y levanto la piel? Empecé a hacerlo sentado en el sofá mientras veía la televisión y enseguida mi rodilla mejoró. A partir de ahí fui desarrollando el producto y, sobre todo, el método.
Thimblex (que viene de la palabra Thimble en inglés, que significa dedal) son dos dedales diseñados para conseguir una perfecta adherencia entre los dedos y la piel. Pero más que dos dedales es un método. Un método que ya tiene 5 años y que combina presiones negativas con técnicas de presión positiva y
sus resultados son espectaculares.
Como ejemplo los terapeutas Thimblex consiguen:
- Separar la fascia superficial de la profunda y aumentar el espacio entre ellas.
- Romper la congestión residual y trabajar sobre adherencias creadas por antiguas lesiones.
- Aumentar el flujo sanguíneo y agilizar el proceso de curación.
- Incrementar el rango de movimiento de los atletas.
- Eliminar la acumulación de toxinas y aumentar el flujo linfático.
En California, donde surgió, ya fue todo un éxito entre los pacientes de mi consulta, especialmente entre tenistas, tanto profesionales como aficionados. Ahora de vuelta en Madrid he decidido llevarlo al siguiente nivel, seguir mejorando los tratamientos y aumentar el número de lesiones que se pueden tratar. Por ahora solamente tratamos las lesiones que hemos estudiado y en las que hemos tenido buenos resultados. Esta lista crece a gran velocidad pero por ahora estas son las lesiones que tratamos con confianza:
Tendinopatía de manguito de rotadores de hombro. Tendinopatía de biceps braquial (dos cabezas). Codo de tenista (epicondilitis). Codo de golfista (epitrocleitis). Parameniscitis de rodilla. Tendinopatía rotuliana de rodilla. Tendinopatía patelar de rodilla. Tendinopatía aquilea.
La experiencia demuestra que Thimblex promueve el bienestar general y puede ayudar a acelerar el proceso de recuperación al acelerar el flujo linfático y crear descompresión en el tejido. El tratamiento de presión negativa brinda a los profesionales la oportunidad de movilizar el tejido en una dirección opuesta con lo que se consigue un tratamiento tridimensional. También le permite al profesional evaluar el deslizamiento fascial interrumpido, mejorar la flexibilidad fascial y mejorar el flujo linfático.
En Thimblex somos pioneros en el tratamiento manual de presión negativa. Hasta la fecha, los únicos tratamientos similares son los realizados con aparatos eléctricos. La ventaja de Thimblex es el tacto, la adaptabilidad a cada paciente y lesión y la posibilidad de ejercer más o menos presión según consideremos. Aunque suene disonante en el mundo de la fisioterapia deportiva, Thimblex evita dolorosas sesiones al paciente y permite que sea el mismo cuerpo el cuerpo el que se regule y la lesión mejore de forma orgánica.